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¿Cómo describirías tus sentimientos acerca de las redes sociales?

¿Te vienen a la mente palabras como "entretenido" y "conectando", pero también palabras como "agotador" y "polarizado"?

No está solo si encuentra que las redes sociales son un espacio para mantenerse informado y un espacio lleno de mucho veneno y desacuerdo. En estos días, ese es el panorama en el que iniciamos sesión y vivimos.

Aquí, Dylan Marron, autor, presentador de podcast e instructor del curso TED "Cómo conectarse en un mundo dividido", explica los desafíos que complican nuestras conversaciones en línea y cómo podemos superarlos:

Desafío n.º 1: un flujo constante de información exige toda nuestra atención
Marron llama a esto la "tormenta de todo". Simplemente, se comparte demasiada información constantemente para que podamos absorber y responder a todo, y sin embargo, a menudo nos vemos obligados a intentarlo. Como resultado, "terminamos sin saber en qué concentrarnos y, en última instancia, simplemente nos agotamos", dice Marron en una lección de su curso TED. Y así es como podemos intervenir sobre temas o problemas que realmente no nos importan (o sobre los que sabemos mucho) y decir algo que no está informado, es inexacto o simplemente insensible.

La solución: Date cuenta de que no tienes que tener una opinión sobre todo

Está bien, y es normal, que haya algunos temas de los que sabe más y otros de los que no sabe absolutamente nada, y limite sus comentarios a los primeros. “Al centrarnos en solo uno o dos temas, apoyándonos en nuestra propia experiencia personal y no en referencias vagas a noticias que solo conocemos a medias, podemos escapar de la tormenta o al menos agarrar un paraguas mientras gime a nuestro alrededor”, dice. Marrón.

Desafío #2: Tenemos poco espacio en las redes sociales para expresarnos plenamente
En muchas plataformas sociales, la concisión es clave. Algunos imponen límites estrictos de caracteres, mientras que otros tienden a dar más visibilidad a los mensajes con menos palabras. Eso es propicio para la velocidad y la eficiencia, pero los matices y la complejidad terminan quedando en el camino. Como dice Marron, "algunos de nuestros pensamientos son demasiado desordenados, demasiado complicados, demasiado informes para reducirlos a un paquete pequeño".

La solución: Dirígete a un espacio donde haya espacio para que compartas pensamientos completos

Hablar por teléfono o en persona es ideal, pero eso no siempre es posible. Entonces, en lugar de condensar su opinión en una respuesta corta que está lista para una mala interpretación, intente llevar una conversación a los DM de alguien. “Pasar a plataformas y modos de comunicación que nos permitan expresarnos plenamente sin limitaciones”, dice Marron.

Reto #3: Las redes sociales se han convertido en un espectáculo donde todos competimos por los “me gusta”
Muchas partes de Internet se han convertido en un campo de batalla, convirtiendo a todos, nos guste o no, en espectadores. Usamos emojis para animar y abuchear y, a menudo, el supuesto ganador de un debate es el que obtiene más "me gusta". Si bien esto a veces puede ser entretenido, puede interferir con la formación de conexiones genuinas con otras personas.

La solución: salir de la arena

Nuevamente, aquí es donde los mensajes directos pueden ser útiles. “Encuentre un lugar lejos de la audiencia, donde los aplausos y los insultos no sean recompensados con puntos instantáneos, y establezca su conversación allí”, sugiere Marron.

Podrías comenzar un mensaje privado con algo como “Quería tomar esta conversación aquí porque es importante para mí”.

Desafío n.º 4: consideramos troll a cualquiera que no esté de acuerdo con nosotros
Los desafíos anteriores son solo algunos de los obstáculos estructurales que presentan las redes sociales. Pero uno de sus mayores desafíos es su impacto en la forma en que interactuamos y vemos a otras personas. Es triste pero cierto: muchos de nosotros actuamos en línea de manera diferente a como lo haríamos en la vida real, a menudo de formas más hirientes.

Los acosadores de Internet a menudo ven a las personas a las que acosan como menos que humanos, pero "también tenemos que lidiar con el hecho de que nuestro mecanismo de defensa es considerar a estos acosadores como entidades inhumanas", dice Marron.

Cuando ambos lados se ven de esta manera, nos deja a todos peligrosamente cerrados, cada uno creyendo que somos inherentemente mejores que el otro.